Reseña Ultima clase de
Graciela Esperanza como Directora del CID Bariloche luego de 13 años. Aspira a
habernos dejado como idea fundamental que el psicoanálisis no es filosofía, ni
ontología, ni gnoseología, ni evangelio, ni religión, es una práctica, que
Lacan por ser bastante amo de la lengua, como él se expresa, pudo dar
testimonio de los efectos de goce opaco,
por haber alcanzado en ella, en la lengua,
lo fascinante (pág 596 de “Otros Escritos”). Sus Escritos, que no son
para leer, así lo muestran. Entonces, una práctica en la que se “se trata de
deshacer con la palabra lo hecho por la palabra” (Seminario 25).
G. trabajó
fundamentalmente sobre la idea de agujero, trou, y del cuerpo perturbado en su orden natural que nace a partir del agujero que produce el choque de la lengua y
la carne. Se basó en el texto de Lacan “Respuesta a una pregunta de Marcel
Ritter” (26 de enero de 1975, Strasbourg. Inédito) sobre
si habría equivalencia entre el real pulsional y lo reprimido primordial.
La metáfora
acuosa del chorro de agua que cava agujero por la constante rotacional
delimitando bordes, tomado de las matemáticas, dio cuenta con creces de porqué tendría que “hacerse un cuerpo, así se lo
tiene para, hacer con”.
Deborah Lazzeri
Reseña
Cuerpo perturbado, ¿de
qué cuerpo se trata?. Freud en el juego del carretel, muestra el desplazamiento
como adquisión de dominio del propio cuerpo. El estadio del espejo (simbólico e
imaginiario) anticipa la imagen desde la mirada del Otro y vela lo que falta,
goce fálico está fuera de cuerpo. En “Construcción de la imagen” (JAM) comenta el
caso del niño tomado por un goce sin la mirada. Cambio de axiomática y abordaje
en Lacan: ubicar ese goce Uno, comenzar por el goce. Debilidad en lo simbólico.
Propone no hay relación sexual, marcado como imposible. El Homenaje a
Marguerite Duras plantea la caída de un
puro semblante, sin un real en que pudiera consistir. En Piezas sueltas (JAM) propone no hay identidad sexual sino identificación como
proceso. Única consistencia, el cuerpo del parletre. “Consistencia mental”
difencia entre mentalidad (amor al cuerpo propio) y pensamiento (adoración
cuerpo del otro). “No hay relación sexual, hay relación corporal”. Mariana Cairo
ReseñaVioleta recorre los conceptos propuestos en la clase tomando como guía el
texto de Blanca Sanchez, sugerido en la bibliografía
Toma los conceptos de significantización y corporización como dos
operaciones en relación al cuerpo y el significante. La primera: el
significante se materializa en el cuerpo, por ejemplo, en el síntoma histérico.
El segundo: el significante entra en el cuerpo y tiene efectos de goce, afecta
el cuerpo del ser hablante, lo fragmenta y hace brotar el plus de gozar. Cuerpo
como superficie de inscripción. Punto bisagra hacia la última enseñanza de
Lacan en lo que se refiere al modo de pensar el goce y por lo tanto el cuerpo.
En la corporización está en juego el efecto del saber sobre el cuerpo, efecto
denominado afecto, en contra posición al sujeto de la pura lógica significante.
En relación a la corporización y la voz, Violeta toma, de un texto de Stiglitz,
“la familia es una máquina de instilar lalengua que hablamos”. Instilar,
inseminar, distintos modos de decir que el significante impacta en el cuerpo y
se anuda a él o no lo hace.
El término incorporal, tomado de los estoicos, implica que el significante
es incorporal (prefijo negativo: in) en tanto tiene una relación negativa con
el cuerpo. A diferencia de lo que podemos nombrar como incorporado, en dónde in alude a inclusión, refiriéndose al
saber incorporado en el cuerpo.
Tomando el objeto a como consistencia lógica, trabaja homeostasis y
repetición. Parte del goce pasa a la contabilidad de acuerdo al modelo de la
plusvalía y la escisión con el goce no numérico, cantidad suplementaria. El a
como elemento suplementario y real que no acepta la reducción de la homeostasis
y que insiste en las diversas formaciones del inconsciente oponiéndose a la
repetición.
Toma los conceptos de pérdida, entropía y repetición. Desde Freud, la
primera vivencia de satisfacción y con Lacan en el seminario 17, en dónde el
significante es causa de pérdida de goce y plus de gozar. Esa anotación en
negativo, lo positiviza y a la vez que estamos en perdida, presentifica el
objeto a, se inscribe la pérdida en el aparato. La repetición se funda en un
retorno del goce. La repetición es, repetición del fracaso de una pérdida que
nunca se a terminar de colmar porque la satisfaccion está perdida por el
lenguaje.
De Laurent, recorta:“ lo que Lacan subraya aquí y repetirá con insistencia
es que el encuentro del cuerpo de lo simbólico con la carne desprende el objeto
a como incorporal, como efecto fuera de cuerpo, como goce sentido… para
convertirse en superficie de inscripción que soporta el objeto a… fuera de
cuerpo puede articularse con el cuerpo”
Corp (se)ificación se encuentra en relación a la sepultura, a la
mortificación del significante, Lacan relaciona la emergencia de la palabra con
la sepultura, ya que se conserva simbólicamente, lo que en el ser vivo, hacia
cuerpo.
Luego se abrió a la conversación entre los participantes.
Mónica Squillacioti
RESEÑA
Azucena comienza haciendo un repaso de las clases anteriores. Hasta ahí tenemos un cuerpo imaginario que interviene en la constitución del yo, el síntoma, que ancla en el cuerpo pero que es un mensaje dirigido al A y el objeto a que nos lleva a otro cuerpo que es el cuerpo pulsional y que está en relación al goce.
Hace una minuciosa reseña sobre el texto de Freud "Las pulsiones y sus destinos" destacando que ya en Freud era un concepto fundamental, antes que Lacan lo planteara así en el Seminario 11. La pulsión crea/señala un borde, hay un adentro y un afuera. En Freud, concepto límite entre psiquis y el cuerpo.
Ya en Freud algo en el aparejo del cuerpo está estructurado de la misma manera que el inconsciente. Para Lacan no se trata de destino en la pulsión si no de vicisitudes con lo cual nos habla de contingencia, azar e imprevisto. La pulsión se satisface en el recorrido a través del objeto el cual es un vacío y vuelve a la fuente, a la zona erógena. Para lo cual tiene que pasar por el Otro.
Luego de explicar la constitución del sujeto a partir de las operaciones de alienación y separación, Azucena plantea que la combinatoria significante define el inconsciente y el montaje de las pulsiones captura los objetos a. Así se van constituyendo las vías del programa de goce que se imprimen en el fantasma para cada sujeto.
Lacan construye a la altura del Seminario 11, una comunidad de estructura del inconsciente simbólico y el funcionamiento de la pulsión.
Deborah Lazzeri
Reseña
El
sábado 27 de junio las docentes Helga Rey y Verónica Pagola dictaron la clase
titulada “Cuerpo – pulsión” a través de la plataforma Zoom. Comienzan situando
algunos ordenadores: el interrogante propuesto por Graciela Esperanza en la
clase de apertura: ¿Cómo se introduce el cuerpo en el recorrido de Lacan? y la
diferenciación que en dicha ocasión señaló entre cuerpo esfera; cuerpo
topológico y cuerpo borromeo. La distinción que J. A. Miller realiza en Donc,
libido imaginaria, libido simbólica – en el campo del lenguaje está disociado
goce y deseo - y libido real. Y como va franqueando Lacan
los registros, del imaginario a lo simbólico, de lo simbólico a lo real y del
fantasma al síntoma.
Verónica
se inspira además en su lectura del libro de Eric Laurent “El reverso de la
biopolítica. Una escritura para el goce” y anticipando su exposición en dos
puntos teóricos, se sirve de un pasaje de Subversión del Sujeto: “es a
ese objeto inasible en el espejo al que la imagen especular da su
vestimenta” 1) En referencia a la función de vestimenta realiza un
recorrido por el Estadío del Espejo señalando que se trataría de una topología
euclidiana: imagen plana, cuerpo esfera, hay un adentro y un afuera. Plantea a
modo de hallazgo que, ese cuerpo prematuro, descoordinado, “en menos” también
convive con un cuerpo que se chupa, que se agita, “también hay un más”, hay un
gozar de ese cuerpo que el espejo enmarca. El estadío del espejo como aparato
simbólico hace de límite imaginario al goce del cuerpo. “2) Abordando “es
a ese objeto inasible en el espejo”, se remite al Seminario X de J. Lacan
en un viraje hacia lo pulsional donde se trata de un cuerpo topológico
moebiano. El objeto a en relación a: una parte de la investidura
libidinal narcisista no especularizable que estabiliza el campo visual; lo que
se produce en el corte; resto que resiste a la significantización; causa de
deseo. Ciertas partes del cuerpo captarían, condensarían ese goce. La pulsión
contornea el objeto a buscando recuperar la parte perdida y de ese empuje
resulta un goce.
Helga se apoya en el movimiento que hace Lacan al dotar
al sujeto del inconciente de un cuerpo, ¿Cómo pasa este sujeto mortificado por
el significante, puro sujeto, al parlêtre: el ser hablante, que tiene un
cuerpo, que goza? Cita a J. A. Miller “el hombre a diferencia del sujeto, tiene
un cuerpo (…)” y nos aclara que si bien tomará el vector simbólico –
real, resulta imposible pensar en el cuerpo más allá de los tres registros. La
pulsión es un estímulo para lo psíquico, uno interno, cita a Freud “es
un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático” y sirviéndose
de ese “entre” ordena su transmisión en dos ejes 1) de la falta en ser al goce,
que desarrollará en tres puntos: ser y falta en ser / objeto a / objeto a y
ser. 2) deseo y goce. Deseo que va desde el plano del puro significante a la
lógica del objeto a como su causa reubicando su estatuto en lo
real. Refiriéndose al Seminario XX de J. Lacan apunta que la verdad
no se pone en guardia desde la causa del deseo y que el análisis presume que el
deseo se inscribe desde una contingencia corporal. Helga señala “podemos decir
que la palabra resuena en el cuerpo, por eso, ir hacia el hueso, hacia lo más
singular, hacia ese – un – real, hacia lo indecible del goce, es
cernir en un esfuerzo de poesía”
Verónica y Helga comparten imágenes de pinturas y un
capítulo de una serie para articular y animar la conversación sobre los puntos
teóricos desplegados.
Victoria Cristau
RESEÑASilvia Ons nos invita a considerar que, si bien la vocación de Freud está vinculada al campo científico, su deseo de explorador lo lleva a descubrir que hay algo relativo al cuerpo a lo que la ciencia no responde. Parte del campo científico para establecer una diferenciación entre las parálisis orgánicas y las histéricas, poniendo de relieve una dimensión y una intensidad no presente en las primeras. Esta distinción es lo que hará a la creación del psicoanálisis y nos acercará posteriormente, a lo que Lacan trabará en relación al núcleo opaco del síntoma. Lo destacable, señala Silvia, es que esto no hubiera sido posible sin el paso cartesiano, “sin la actitud de un señor que desmonta una máquina” dice Lacan en el Seminario 2, refiriéndose a Descartes, a quien se debe fundamentalmente, el paso del cuerpo connotado por la religión, al cuerpo que puede ser investigado científicamente.
Para introducirnos en la dimensión del síntoma, Silvia aborda la cuestión de la histeria y de la neurosis obsesiva. En los primeros textos de Freud la histeria quedaba ligada al trauma, a la excitación y a la conversión somática. El trauma rompe la barrera anti estímulo, quedando la sexualidad, la infancia y adolescencia intrínsecamente vinculadas al trauma. Esto se debe a que el sujeto, en dichos momentos, no posee las defensas para tramitar la sexualidad. A partir de la Bella carnicera, los textos freudianos van a describir la cuestión del deseo y no ya el quantum de excitación. Para Lacan, la histérica al rechazar el goce sexual, promueve un goce absoluto e infinito, de ese modo, hace que todo goce quede en menos.
Respecto a la neurosis obsesiva, nos dice Silvia, es la enfermedad de la duda y de la dilación, de esperar lo imposible. Que el pensamiento resuelva los enigmas del sexo y la existencia. El obsesivo apunta al deseo en su condición absoluta. Sería la enfermedad de la detención que queda profundamente articulada a la retención que caracteriza su vida.
Lo interesante, destaca Silvia, es que, en relación a la concepción del síntoma, en su última enseñanza Lacan se acerca mucho más a Freud que en la primera. “El primer algoritmo lacaniano desconoce la experiencia de lo real”, según Miller. En el año 1966 Lacan llegó a decir que el síntoma no se interpreta sin un orden significante, dimensión que no podría sostenerse en la última enseñanza al hablar del goce opaco del síntoma. Para Freud el síntoma es satisfacción sustitutiva, para el Lacan de la última enseñanza, el síntoma es el modo en que cada sujeto goza de su inconsciente. Una articulación con el goce que no está presente en la primera enseñanza.
Julia Albano
RESEÑA Deborah comienza destacando que el cuerpo es algo que Lacan trabaja a lo largo de su enseñanza, y a la luz del planteo de los 3 registros. La docente destaca en especial las modificaciones en la idea del cuerpo de acuerdo a las transformaciones en el concepto de Inconsciente.
En el desarrollo de la variación de los conceptos y su relación con como el cuerpo es concebido, comienza desarrollando la escisión entre lo somático y lo psíquico, propuesta por Freud, marcando la influencia del lenguaje. Considera los síntomas histéricos como efecto del lenguaje, un cuerpo que habla. El psicoanálisis, desde su comienzo, es impensable sin el cuerpo. Propone dos modos de aproximación al cuerpo en Freud; su abordaje en relación a lo somático y lo psíquico; y el cuerpo como sede de una satisfacción, donde el síntoma es una satisfacción sustituta y de origen sexual.
En la enseñanza de Lacan el cuerpo entra en escena poco a poco. La primera operación que concierne al cuerpo es la separación cuerpo y organismo. La consecuencia, es por la entrada en el lenguaje el sujeto pierde el cuerpo, que será recuperado por la vía de la imagen. Va del cuerpo fragmentado al cuerpo como imagen. El efecto del significante expone el anteceder del sujeto a su nacimiento, por vía de la palabra, el significante lo nombra, y tras su muerte queda la inscripción de los significantes que hablan de él. El cuerpo mortificado por el significante y a su vez este hace el ser del sujeto independiente del cuerpo.
En “Función y campo…” Lacan propone el estatuto del cuerpo articulado a sujeto de la palabra, allí el inconsciente es expuesto como capitulo olvidado de la historia y emergencia de la verdad. El cuerpo del sujeto de la palabra no es sino el monumento de un cuerpo viviente que ha sido mortificado por el significante. En el discurso de Roma piensa en la estructura y sus efectos para luego ubicar al ser viviente, organismo como cuerpo libido, tomado por la estructura.
La primera enseñanza muestra el poder del significante como una maquinaria de mortificación y anulación de goce, reduce a casi nada la pulsión freudiana. En ese momento la libido es relegada al registro imaginario, mientras la muerte es reducto del sentido de la existencia de un sujeto.
Siguiendo a Miller Deborah propone que el cuerpo en Lacan se introduce simbolizado significantizado, mortificado, luego el cuerpo es introducido como falo, partes significantizadas del cuerpo. Se introduce la pulsión como demanda, la pulsión relacionada a una articulación significante. Luego, el objeto a viene a complementar al sujeto barrado; al sujeto del cuerpo mortificado.
Sugiere luego la disyunción entre cuerpo y sujeto en relación con el efecto del significante sobre el cuerpo, efecto de desnaturalización, hay una perdida de goce pleno de la vida introducida por el lenguaje como condición del surgimiento del deseo. El cuerpo es afectado de una perdida de goce por el hecho de que esta capturado por la red de significantes. Esa pérdida es tal que hace del cuerpo un desierto de goce. El goce en el ser humano está marcado siempre por una perdida; la cual es primera e inherente al psiquismo. Para Lacan, leyendo a Freud, lo que está inscripto en el psiquismo son trazas de una experiencia de goce. En tanto que la demanda trastoca las necesidades, en el ser de lenguaje las necesidades biológicas no existen como tal. El deseo se puede situar como el resultado de la modificación de la necesidad por la demanda. El efecto del significante por la demanda es la transformación de un organismo que se rige por la necesidad biológica a un cuerpo que se mueve por el deseo.