Jacques-Alain
Miller: El
ultimísimo Lacan
(Editorial Paidós)
En la última década de su Curso, que lleva más de
treinta años, J.-A. Miller se orienta hacia la que fue llamada “la última
enseñanza de Lacan”.
Trata en sus diecisiete lecciones de indagar y
sostener la rigurosidad de una trama organizada en una geometría con cuerpo, la
topología que le sirvió a Lacan para sostener una práctica, la psicoanalítica
fuera de la lingüística, las matemáticas, la lógica y la poesía.
Es así como son trabajados a partir del inconsciente
real, que aparece subrayado en el “Prefacio a la edición inglesa del
Seminario11”, los seminarios “Aun”, “El sinthome”, “Lo no sabido
que sabe de la una equivocación alza alas para la morra”, “Momento de
concluir”, y “La topología y el tiempo”.
Tomando un poema en prosa de García Lorca que dice:
“Es preciso romperlo todo para que los dogmas se purifiquen y las normas tengan
nuevo temblor “Miller recorre no sin dificultad los impasses de una enseñanza,
la de Lacan, que en su último tramo deviene oscura y es sólo atravesada por
destellos cuando en sus lecciones dispersas encuentra ideas mediadoras para
recomenzar un psicoanálisis que ya no será el mismo que era.
En este Curso se sostiene después de haber
examinado el tiempo lógico que permitía una salida grupal, que su momento de
concluir es el intento de Lacan de salir de la prisión del lacanismo, en lo
que aquel supuso de continuidad, que lo llevó a decir a Lacan “yo no soy
lacaniano “ tiempo después de haber disuelto su escuela.
Se muestra en estas exposiciones hoy publicadas que
en el psicoanálisis se avanza a partir de los impasses o sea de la
discontinuidad, por lo tanto el éxito es nuestro fracaso.
Así el síntoma como acontecimiento de cuerpo se constituye en una fuerza
impulsora real, no sujeta a la causalidad significante, oponiéndose a las
consideraciones que lo plantean como trastorno.
Sobre las bases de una nueva noción “el inconsciente es la cara real de aquello
en lo que se está enredado” se abre paso una nueva ética ya no ligada al deseo,
sino al saber hacer ahí, con el goce opaco, no atrapado por los discursos.
Este texto constituye sin duda una referencia
relevante para orientarnos en el psicoanálisis, de este nuestro siglo XXI.
Gerardo Maeso