RUMBO A LA CHARLA ABIERTA A LA COMUNIDAD 2020 "LA FUERZA VITAL DEL DESEO" - CONTRIBUCIONES

“Psicoanálisis y Arte”


Para despedirnos, en esta última entrega de las Contribuciones Rumbo a la Charla, y habiendo leído las generosos aportes de los colegas que participaron, el tema que me surge es en torno a la articulación entre el Psicoanálisis y el Arte, por un gusto personal además, si escribo aquí desde mi deseo.

Me encontré, revisando textos, algo que escribí para una Charla en 2010, haré un recorte: desde “mi más tierna infancia” me ha interesado en el arte;  mi otra pasión  es el Psicoanálisis, al que descubrí en mi adolescencia…Desde mis primeros trabajos en carteles, investigué  temas en relación a la creación e invención...

Desde la danza, el canto, la escritura,  la música, la fotografía, el teatro, se pone en juego el cuerpo. Una Otra  (hétero) manera de hacer  con el síntoma, lo que nos interroga a los analistas, en tanto tales, mediados por la palabra;  pero en el arte, mejor dejarse llevar, siendo que por supuesto los artistas nos llevan la delantera, al decir de Lacan.

En esta oportunidad, inventamos otra forma de encontrarnos, vía el deseo del analista que sostiene nuestra práctica, como venimos escuchando decir, a partir de las contingencias hoy: “es lo que hay”, asi como decimos que es con lo que hay que se inventa, es decir, el goce, apostamos mediante la transferencia de trabajo, a hacer vibrar el deseo, aún con las imposibilidades que nos atraviesan y  abrir a la conversación que se dará en la Charla de este 2020, esperando disfrutemos del encuentro, hasta pronto!

 

                                                                                         Violeta Paolini.





Un comentario sobre  el film “Billy Elliot”

“…yo bailaba al despertar.

Yo bailé al salir del vientre

¿Es extraño bailar tan pronto?

… Entré bailando a mi tumba[1]

La historia se desarrolla en Inglaterra de los años 80 durante una huelga minera. La vida de Billy consiste en cuidar de su abuela, y visitar la tumba de su madre, con la que tenía una relación especial. Jackie, su padre, lo anota a clases de boxeo, tal y como es tradición con los hijos de los mineros, aunque él las odiaba. Me pregunto ¿cuáles son las coordenadas singulares en relación al deseo de este joven? Una posible respuesta es ubicar la transmisión del deseo del Otro sobre cómo ser y hacer, en relación a dos series. La de los semblantes masculinos: el entrenador de box que le dice “esto es un combate de hombre a hombre, no una exhibición de danza” transmitiendo los ideales de la época. El menosprecio, burla y la falta de apoyo del hermano. El padre atraviesa la reciente muerte de su mujer ocultando su dolor y el temor de perder a su hijo... “no me va a volver a pasar, no voy a perder a otra persona que quiero “Temor que no le permite ver que, aquello que desea Billy, es lo que él amaba en su mujer. Por otro lado, transmite un ideal de emancipación y de protesta frente a la injusticia. Rasgo que Billy tomará y lo orientará hacia el Otro y más allá. Es interesante ver cómo aquel padre “duro” e inflexible, causado por el amor hacia una mujer, da lugar a otra “versión del padre”: el que dice que sí, bajo las coordenadas de un deseo que no es anónimo.

Otra serie posible es la de los semblantes femeninos: la madre que amaba bailar y tocar el piano le deja una carta en dónde le desea que sea quien quiera en la vida. La abuela que comparte el amor por el baile. La amiga que lo invita al despertar sexual. El amigo gay que le muestra otras formas que no encajan con los ideales de la época. La profesora de baile que confronta al sujeto a su propio deseo. Posiciones deseantes que posibilitan el encuentro de algo nuevo, algo que irrumpe en el cuerpo de Billy. Como lo dice al finalizar la película cuando le preguntan ¿Qué sientes cuando bailas? Se queda sin palabras… es indecible, pero lo bordea… “desaparezco, siento un fuego en mi cuerpo, siento que vuelo como ave, como electricidad”

                                                                                                                Mónica Squillacioti





“Fuerza vital”

 "Lo que llamamos deseo es la distancia mantenida entre las dos líneas, es ahí que el sujeto respira durante el tiempo que le queda por vivir" (Lacan, Seminario VI. 1958-1959)

Hay un empuje en el centro del ser, algo que no se puede explicar, algo que no se puede nombrar, que tracciona por una falta, y porque falta es que se pone en movimiento.

Está ahí, en el centro. Es un motor que nos lleva, que no nos deja en el mismo lugar, que no nos detiene en la eterna repetición.

No viene de la necesidad, no viene del impulso, no viene del capricho. Viene del Otro, Otro que también porta esta falta.

Intentamos articularlo cuando hablamos, pero sigue ahí como pregunta, y como pregunta se va dialectizando.

Que haya una respuesta a esa pregunta lo opaca. Que no haya una respuesta a ese pedido, a esa demanda, trae un efecto…efecto que permite que siga traccionando.

A esa pregunta, a ese motor, a eso que está debajo de la demanda, a ese empuje en el centro del ser, los psicoanalistas llamamos DESEO.

El DESEO sostiene y anima, es una búsqueda que no se detiene, es vida, y “es ahí que el sujeto respira”.

Por eso es una fuerza.

Por eso es vital

                                                                                                                            Helga Rey





"Las puertas abiertas"
“Hay que cerrar una puerta para que otra pueda abrirse” me dijo una gran amiga hace unos meses… El inicio de la cuarentena me puso en una encrucijada: decidir qué quería hacer con mi vida, podríamos decir que con mi vida “profesional” que, para mí, es parte de mi vida. ¿Qué quiero hacer con mi vida? ¿Qué me llena? ¿Hasta dónde puedo llegar? ¿Qué cosas no puedo o quiero permitir? ¿Cuáles son mis límites? ¿Qué deseo con respecto a mí vida? Si hay algo que aprendí con respecto a mi profesión es que un posicionamiento pedagógico es siempre, también, un posicionamiento político y ético. Y tenía que elegir. Tenía que decidir porque las cosas como estaban no estaban funcionando para mí. Para el psicoanálisis el deseo es lo opuesto al reposo. El deseo tiene que ver con la acción. Y tomar una decisión es lo opuesto al reposo ¿no? Así es que cerré la puerta. Y sí, otra se abrió. Y cuando otra puerta se abrió también resurgieron viejos deseos. La particularidad de Villa La Angostura es que, cuando llegamos a los 18 años todos/as los/as adolescentes que queremos estudiar también tenemos una decisión que tomar, y una muy difícil: DEJAR EL NIDO. Y dejar el nido para irse lejos. Dejar el nido para comenzar a ver a nuestra familia dos veces por año, tal vez. La mayoría no estamos listos. Y ese fue mi caso, tuve que balancear qué quería estudiar con qué quería vivir. Estudiar Trabajo Social en Neuquén ya no era una opción y por eso terminé estudiando el Profesorado de Educación Inicial en Bariloche. Me encuentro en un lugar en el que me plantean la escuela como un espacio de lucha. Y ese espacio de lucha me gusta. Pero no siempre es fácil. Hoy por hoy me encuentro trabajando en las oficinas de Desarrollo Social. Porque empiezo a ir como voluntaria y me ofrecen un trabajo. Y suelo decir “lo que son las vueltas de la vida” pero… ¿Realmente fue la vida? ¿O fui yo? ¿No fui yo la que decidió moverse por su deseo? ¿No fui yo la que abrió esa puerta?
Clara Solís




“La pandemia nos atravesó dejándonos perplejos ante la irrupción de semejante real”

La pandemia nos atravesó dejándonos perplejos anta la irrupción de semejante real. El deseo nos sacó de la perplejidad, empujándonos a la creatividad, a la invención, en el mejor de los casos. La respuesta ante eso que angustia varía según cada sujeto ya que “de nuestra posición de sujeto somos siempre responsables” decía Lacan.

Apostar a la ética del deseo como eso que vitaliza ante tanta mortificación que aplaca y que aplasta, es a la vez lo que la da la fuerza para seguir apostando, ya que hay deseo si hay falta, sino estaría todo dicho y no habría mas para hacer. Ejemplos de esto son las infinidades de respuestas singulares de los sujetos que encontraron nuevas formas de hacer, que se “reinventaron”, y se las ingeniaron para atravesar la “nueva normalidad”, que de norma no tiene nada, todo lo contrario.

Pilar Iturri





"Franco y Paloma"
Voy a escribir sobre la intensidad y el deseo.
Sobre cómo se puede ser no siendo.
Sobre cómo se puede estar en la ausencia
Paloma
Venía destinada a tener un paso fugaz por este mundo, el de los vivos. Al principio parecía frágil, tan frágil.
Pero solo hasta que se hizo conocer (querer, ya la queríamos). Ahí todos conocimos su fortaleza: su modo de habitar el espacio sin moverse, de comunicarse sin hablar, de conocernos sin ver.
Pocas veces me encontré con tanta determinación en una nena.
Vino a mostrarnos que vivir es intensamente posible. Doce años alcanzaron.
Paloma acaba de morir. Hace poco. Mes de cuarentena, Aspo, Covid, Aislamiento. Agradecer cada día compartido será una fiesta. Esa fiesta será un chocolate blanco y música. Así será. Hay formas de morir para seguir estando.
Franco
Escuché de él cerca de sus 4 años. A pesar de que habían estado su hermana y su hermano en el Jardín, yo no supe antes de él.
Podría contar muchas cosas: su fascinación por los autos, su devoción por las cosas dulces, su forma de chuparse los dedos cuando está nervioso.
Podría decir que no tiene una familia, no sé. Quizás no es verdad.
Podría decir que no tiene su casa. Quizás no es verdad.
Franco vivió en diferentes lugares, siempre con sus tres hermanos. Cosecha amor intenso a su paso, sin medias tintas. Si te quiere, bien. Sino, no te mira.
Hace unos días, también en cuarentena, o Aspo, o Covid, o Aislamiento, no sé bien, cumplió años. Y generó una oleada de amor: una torta especial, dos regalos, un inflable y un pendrive con fotos y videos. Ninguno de los que participamos de la sorpresa fuimos testigos: fue como lanzar un mensaje al mar adentro de una botella. Algún día, Franco sabrá que fue muy querido también. Aunque no se acuerde.
Hablo de amores intensos, que dejan huella. Hablo de personas que pueden, a través del deseo de vivir, contagiarnos. En este caso, Paloma y Franco dejaron huella. Cómo, teniendo tan poco, pueden dar tanto.
Paula Gómez






“Eros: amor /deseo”

Para que algo del deseo como falta se preserve deberá estar en correlación con la castración, dice Lacan en el Seminario 20. 

 Al terminar una fiesta en honor a Afrodita a la que habían acudido todos los dioses, Platón - en El banquete- relata  que Penia  (la personificación de la pobreza y la necesidad) acudió para pedir las sobras. Poro (el recurso), que personificaba la oportunidad y el ingenio para actuar, habiendo bebido demasiado se recostó en el patio para descansar. Penia creyó -por la pose de Poro-  que se hallaban en la misma situación, y creyendo haber encontrado un semejante, quiso tener un hijo con él. De su unión nació Eros.

Eros es a la vez rico y pobre, a causa de la doble herencia paterna y materna; aun siendo un "temible encantador" y un "conturbante cazador", porta en su seno la privación, el no-ser propio de Penia y no llega jamás a la posesión (su fruto "se le escapa cada vez, insensiblemente"). Mortal por un lado, en razón de su herencia paterna, es también inmortal; lo que quiere decir que muere, se extingue, para resucitar siempre de nuevo, sin fin. En otros términos, es una sed para la cual cada satisfacción es momentánea e ilusoria.

Simplemente extraje estos párrafos de una relectura del mito en internet. Eros, siempre nombrado como el dios del amor, puede ser presentado –tal como aparece en estos textos- en relación al deseo.

                            Azucena Zanon




“El arte, una de las formas de la libertad"

Uno de los deseos que mueve mi vida es el de hacer actividades artísticas, en este caso que les comparto: pintar.

El arte me acompaña desde siempre, lo elegí como profesión y está presente en todos mis días, ya sea produciendo algo o consumiendo contenido artístico. Si nos ponemos a pensar en nuestra vida diaria siempre está presente, ya sea escuchar música, ver una peli, leer, ver algún espectáculo, dibujar, tejer, sacar fotos, observar, etc.

Estar conectada con el arte me ayuda en muchas formas, es una terapia para mi, mi forma de sanar, de comunicarme, de encontrarme con el otre, me hace feliz, me entretiene. Es animarse a jugar a equivocarse, a experimentar, volver a intentar una y otra vez.

Me ayudó por ej. cuando fui a la marcha del 24 de marzo en Bs. As. acompañando a mi hermana en una intervención artística de danza dentro de la marcha, ahí entendí el poder transformador y como puede hacer llegar un mensaje desde lo sensible, trasmutar y transformar todo ese dolor. 

En lo personal a mi me ayudó a eso: a conectar con mi emocional, con lo que siento, a entender y sacar las emociones para afuera y darme muchos momentos “mágicos”.

Este cuadro se llama “Expansión” lo pinté el año pasado a partir de un ejercicio dado luego de un encuentro de mujeres, está hecho sobre fibrofácil entelado, con acuarelas, acrílicos y témperas.

Generalmente suelo comenzar a dibujar sin una idea clara de lo que va a salir, en algún momento llegué a la reflexión de que lo hago desde el inconsciente ya que me dejo llevar sin involucrar un pensamiento concreto, o sin saber qué es lo que va a resultar. Esos dibujos son los que hago espontáneamente cuando estoy estudiando o en una reunión necesito dibujar para poder concentrarme mejor, cuando dibujo a partir de una idea o concepto llego a otros resultados y es otro el proceso creativo.



Ana Aboitiz







“Creer para una invención”

Si lo que nos antecede primero es la palabra, es la palabra que nos viene del Otro, que nos nombra, pue es en ella donde surge el deseo, deseo del Otro, no sin dejar de saber que el cuerpo está ligado al deseo. Entonces creemos en el Otro, esta creencia exige el lugar del Otro y está, por tanto, ligada al acto de palabra.

El significado de la palabra “creencia”, refiere en latín a “credere”, que quiere decir fiarse, confiarse. En el diccionario, se define como: "una creencia que entraña un paradigma que se basa en la fe, ya que no existe demostración absoluta, ni fundamento racional o justificación empírica que lo compruebe. Por eso la creencia está asociada a la religión, la doctrina o el dogma, creer en algo como verdadero o supuesto".

En psicoanálisis, el término "creencia" instala al sujeto respecto del Otro al que se le presta cierta fe, y un reconocimiento a la vez. Es un efecto de esa insondable decisión del ser que dice “sí” al significante que viene del Otro. Significante que marca al sujeto y que lo promueve a la posibilidad de habitar el lenguaje. 

El sujeto que consulta cree que su síntoma dice algo, que puede interpretarse. Tener la certeza de esta creencia en el síntoma tapona, orienta hacia el sentido. Es porque allí se trata de gozar porque se cree en los embrollos….y entonces como nos desembrollarnos?

El análisis como un acto decisivo pone en movimiento a ese significante que marcó el cuerpo, es un tratamiento de la palabra, para abrir la dimensión hacia el equívoco, ir más allá de la creencia en el padre como Otro, dejando detrás los sentidos que lo mortifican, aflojando las ataduras simbólicas del lenguaje, para dar lugar al enigma y pasar a la creación.

M. Proust dice: “Solo renunciando a lo que se ama puede recrearse” Si creemos en el amor al síntoma.

                                                                                             Adriana Servidio





“La cerámica, un recurso”

Soy ceramista hace 20 años, egrese de la Escuela Nacional de Cerámica n°1 de Capital Federal en diciembre de 1999. Después de pasar por varios procesos de clases y producción hace 5 años abrí el espacio 7 Elementos donde doy clases del oficio cerámico y produzco objetos utilitarios.

A partir del deseo que nos causa el querer encontrarnos con el barro, al menos es lo que percibo en las personas que se acercan al taller, considero que en toda disciplina artística aparecen tres mundos:

* El mundo del oficio y las técnicas a adquirir.

* El mundo propio, lo que sale del ser, es como un transitar un proceso de autoconocimiento donde aparecen nuestros desafíos posibilidades, tolerancia sobre todo con nosotros mismos, destrezas, frustraciones, todo lo que implica el proceso de aprendizaje.

*El mundo de lo colectivo, la convivencia y el compartir con otras personas, interactuar.

En lo personal considero el oficio cerámico  un maestro, además de los maestros que tuve, y de todos los oficios es el que más tiempo tardamos en terminar una pieza, hay que respetar los tiempos del material el secado de forma natural, la terminación, la decoración, el horneado, esperar a que se enfríe lentamente y eso es todo un trabajo que creo repercute en nuestro interior.

Nos conecta con la expectativa, con la tolerancia, con aceptar la propia frustración, pero más que nada, disfrutar del momento presente, del aquí y ahora, del proceso creativo en el instante de realizar la pieza más allá del resultado que siempre es toda una sorpresa, porque el horno tiene un papel fundamental en el resultado. 

Amo mi oficio.

                                                                                   Gaby Noval






El cuerpo en el lenguaje

-Abro la puerta, lo miro y ahí está.

Abro mis brazos y lo invito a pasar.

- ¡Sí! animate, podes, vales, sos importante, animate , jugamos?

- ¡Sí! te acompaño, te invito a ser vos.

Es en ese momento cuando la mirada abraza, anima, alienta a ser y a hacer. Sentir que podemos conectarnos desde lo más simple.

Él descubre que puede trepar, saltar, rolar, siente que el cuerpo le permite movilizarse y llegar hasta lo más alto, hasta lo impensado, hasta donde él quiera.

No importa salirse de la línea y es ahí a donde me animo a más y pierdo el yo para dárselo a un niño que está ahí y nos demanda el placer del deseo de disfrutar del juego, me dejo sorprender, escucho sus risas, aparecen pedidos, y veo pequeños pasos que indican, ¡¡ acá estoy¡¡ para comenzar mi camino, y es ese el gran motor que me invita a seguir descubriendo de que solo el que desea seguir adelante, entiende que una mirada abraza, acompaña y sostiene.

Noemí Morales 



Freud, el deseo de escuchar

El deseo, aquello que no alcanza la demanda articulada en el lenguaje, aquello que siempre excede a la palabra porque es un algo más, una otra cosa. La modalidad histérica de la subjetividad pondrá de relieve que el deseo es radicalmente insatisfecho, para lo cual hará de esta característica, a veces, hasta una bandera. Freud, hacia finales de 1800, cuando su práctica empezaba a conformarse como el Psicoanálisis, una enorme novedad para el campo de la medicina y especialmente para la psiquiatría, advertía que en la histeria se formaban síntomas por la contradicción entre deseos libidinosos, sensuales y preceptos que operaban como prohibiciones morales. Freud revelaba que los síntomas eran la representación del "arreglo" entre esas dos mociones, entre esas dos ideas, y que eran las representaciones corporales, partes del cuerpo representadas en el lenguaje, las que servían para la formación de síntomas a los que llamó conversivos porque la carga que tenía el escenario de lo simbólico, las palabras, al no tener tramitación psíquica inervaba parte del cuerpo, produciendo de este modo alteraciones cuyos orígenes la medicina orgánica tradicional de ese momento no alcanzaba a explicar. Así es como esta vertiente del deseo en la histeria interpelaba a la medicina de la época cuyo saber era inapelable y que el deseo insatisfecho de la histeria perforaba, haciendo del médico, un amo de cartón, un amo débil que miraba los síntomas pero no veía su estructuración simbólicqa, no (la) escuchaba. Este es el paso de Freud que cambiaría la historia de la histeria y a su abordaje. Cambiaría la mirada de la psiquiatría capturada por el espectáculo, por la escucha de una estructuración en el lenguaje hablado. Mirada por escucha. Clasificación por (otra) ética, una ética del deseo del analista, que con su escucha inauguraba Freud.

Pancho Gordillo